AMAS [Arqueología de la Memoria del Acoso Sexual],Georgia del Campo Andrade, 23 Abril, Chile.

Sinopsis

AMAS [Arqueología de la Memoria del Acoso Sexual] es un montaje inmersivo construido a partir de restos y fragmentos de recuerdos sobre vivencias de acoso sexual callejero que hacen parte de la biografía de las intérpretes de la obra. La puesta en escena es concebida como un sitio de excavación, una exhibición arqueológica que desentierra la memoria corporal del elenco, cuyo fin es hacer tangible para el público lo que ha quedado en sus cuerpos tras sufrir este tipo de agresiones.

La investigadora y directora de esta obra, Georgia del Campo Andrade, plantea la premisa de “poner afuera del cuerpo” y guía la propuesta escénica para pensar en la manera de visibilizar los registros que quedan en la memoria y que se muestran en el cuerpo tras este tipo de experiencias.

La propuesta incluye, además del montaje de danza, el laboratorio “Prácticas para exhumar el acoso”, donde se invita a mujeres y disidencias con interés en la investigación corporal a inscribirse y a visitar una instalación donde el público puede compartir anónimamente relatos de sus experiencias frente a este tema. Así, Del Campo desarrolló estrategias para la investigación y construcción escénica en torno a memorias corporizadas de acoso sexual callejero, dando vida a una pieza que fue ensamblada a partir de los testimonios biográficos de las bailarinas de la obra, Francisca Miranda y Camila Soto.

AMAS, según su directora, es una propuesta escénica inmersiva y multifrontal, para que el público pueda sentirse dentro de la memoria de las intérpretes que interactúan con distintas materialidades en la sala, como vellones de lana y una serie de elementos escénicos. Además, hay proyecciones a distintas escalas y una propuesta sonora cuadrafónica, a cargo de José Miguel Candela, que hace que el sonido envuelva a los espectadores y permite entregar la sensación de movimiento. “Las personas ingresan a la sala y no hay butacas, el espacio es transitable, entonces el público tiene la libertad de moverse y de apreciar, de recibir la propuesta desde distintos puntos de vista”, puntualiza Del Campo.

Ficha técnica
Concepto y dirección: Georgia del Campo Andrade | Intérpretes: Francisca Miranda Román y Camila Soto Gutiérrez | Composición musical: José Miguel Candela | Diseño e iluminación:José Antonio Palma Oliva | Diseño y Realización de Vestuario: Nibaldo Manriquez | Producción: Katherine Staig Sweis. | Proyecto financiado por el fondo de AA.EE., Convocatoria 2023.

Registro original realizado durante función

Un tesoro maloliente, que se guarda a pesar de no quererlo.

“La piel como una capa protectora”

Tarjetas rojas con letras negras impresas que nos entregan frases, fragmentos de relatos, que nos hablan de vulnerabilidad.

Se escucha un respirar que tambien podria ser un jadeo, una acción que permite la vida se vuelve un posible riesgo. El otro como un extraño, uno mismo como victima.

Una caja, un contenedor un secreto, un tesoro maloliente que se guarda a pesar de no quererlo.

Ramas atadas, piedras, virgencitas, el talisman, el arraigo de una seguridad imaginada. Desenredar la madeja, exorcizar el secreto, abrir la ventana y ventilar el cuarto, el detalle fragmentado son muchos o un solo secreto? uno universal?

Lo femenino como ausente de violencia, como educada para no ejercerla, mujer, madre, protectora, la que abraza, la que escucha, la víctima, la virgencita, la santa que arde en la pira por haber levantado la vista. La víctima suprema.

Lo femmenino como resistencia, nunca como ataque.

“pensé en matarlo” (pero no lo hice)

Temer incluso a lo posible, a lo imaginario, cargar con el miedo ancestral que se activa inconscientemente, que permite sobrevivir, la sumisión permite sobrevivir. La promesa de ser el creador de tu destino tiene un tope, lo masculino.

La violencia o su ausencia demarcan los límites de las relaciones femenino-masculinas, mucho más que el deseo. La víctima no elige serlo, no hay intención en esa relación, salvo la del predador.

Lo masculino se lee como amenaza, lo es, incluso cuando no se pretende serlo, una mirada, una proxémica, un caminar hace que los músculos se tensen, que la mente se tense, que la sobrevivencia se tense. Lo único que queda es resistir, volver a ese manantial toxico que permite incluso reirte mientras lo cuentas, volver a ser la santa en la pira al no querer dar cuenta del daño, al no querer molestar al otro con tu situación, con tu sentir, al creer que te haras más poderosa por guardarlo en esa caja maloliente.

“pensé en matarlo”

“pensé que tenia una tienda de mate”

“pensé en correr pero el cuerpo no me respondía”

“pensé a cuantos pasos estaba la puerta”

“incluso al contarlo me reía”

Texto: Nachopeztaña

Fotos: Extraídas de trailer de GAM

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